miércoles, 10 de junio de 2015

Te hago profundo.

Con ojos llenos.

Asustados

               derramados.

Con palabra tormentosa.

Traído por la magia y expulsado.

Tantas voces de madera y aire

un mundo de papel y revelaciones

y sólo podré murmurar tu historia.                                                                                                                                                                          


Lo que arremete y deja de ser sólo presencia para convertirse.

Hurga dentro de mi como si fuese yo.

No es paisaje, vida, ni una maroma de la palabra.

Es frío.

Últimas cuatro vueltas en la cama. No está en el inventario

por lo que no es pérdida ni ganancia.

Es por irme de mi.

Es la forma de asomarse, la de esconderse.

Construyo un refugio con el canto del agua mientras esta

cosa se pone en todo.

En las hojas y ribera

en la punta de la mirada.
Sobre esta mesa donde apoyo
el papel del poema con toda su palabra
y desventura lanzo tus ojos como dados.

Si sale una mirada, será mi suerte

Avanzaré descalza sobre leña encendida un paso

Arrojados tus ojos así
camino sobre la flama de todos los fuegos
liviana y tranquila
resignada
como la mecha que sostiene la llama.

Hago el azar.

Somos fichas de un juego adulto creado para
niños.

Si me alcanza el tiempo y la distancia
retrocedo tres pasos a la casilla del olvido.

.........

Memoricé todos los remedios del brujo.
Los de mi abuela mestiza y mi tía erótica
pero ya conozco este dolor
esta manera de caminar entre serpientes.

Este mal

que no tiene forma de demonio y hombre.


..........



De aromas sagrados es la piel.

Pumeyawa mujer de olor a fruta.

De sensaciones.

El hombre chigüire la tomó a la fuerza

Sé cuando pongo cosas deliciosas en tu boca
me sobra tiempo entre ella y tu cuello.

Tenía sed Pumeyawa cuando fue al río

También sagrada la palabra.

Él acordó con el hombre loro cambiar de camino

Tengo lástima de mí al imaginar
que otros olores inunden tus misterios

el primer hombre creado la lavó por tres lunas y
tres soles
pero no quedó intacta

Oigo y siento.

La punta de flecha clavada en la tierra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario